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Soy hombre de radio, casi desde que naci .
Soy romántico por naturaleza La mayor de mis pasiones es la poesia,y escribo en cada tiempo libre.
Nunca pierdo el buen humor, me parece la mejor experiencia para los grandes logros.
Me interesa transmitir todo, historias ,sugerencias, pensamientos, alegría,positivismo y siempre .......algo más.
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jueves, 8 de octubre de 2009
Murió otro grande...Juan carlos Mareco Pinocho
Fue todo un símbolo de la época de oro de la radio y la televisión. Pero el cine y el teatro no le fueron ajenos y desplegó todo su histrionismo en recordadas películas y puestas teatrales. Con la muerte de Juan Carlos Mareco, acaecida a la edad de 83, desaparece una figura fundamental del espectáculo argentino.
Residía desde hacía varios años en un geriátrico. Según testimonios directos, siendo muy diferente a aquél que engalanó al espectáculo argentino. Alejado de los medios, en las últimas entrevistas recordaba el ambiente particular de la radio y la televisión: "Yo hablo para el que me escucha, no hablo por vanidad... por eso me cuesta no tener un oyente, un espectador del otro lado, una oreja para oír incondicionalmente mis tonteras", había dicho hace tres años.
Pero Juan Carlos Mareco, o "Pinocho" como lo apodó Wimpi, nunca dijo tonteras. En cambio, se distinguió por un trato directo, siempre amable y sencillo, con ese espectador al que quiso tanto y hoy lo llora. No por nada, uno de sus éxitos televisivos más recordados se titulaba "Cordialmente". "Siga estudiando (dijo Wimpi) ¡Pero busquemos un seudónimo para que pueda, además, trabajar en la radio! Seudónimo de animalito, no sirve –me dijo– (ya está Pepe Iglesias, El Zorro, en Buenos Aires). Pensemos en Pinocho, el muñeco de madera, sin voz, fabricado por Gepetto. Supongamos que Pinocho le roba el alma a una calandria (la calandria, ave sin canto propio, imita a otros pájaros), para tener voz... Fue así, con esa alegoría tan 'wimpeana', que empecé mis imitaciones llamándome Pinocho". Recordaba Mareco en una entrevista a El Observador de Montevideo en 1995.
Nacido en Carmelo, Uruguay, el 20 de enero de 1936, tenía más de 50 años de carrera, repartida entre la locución, la actuación, la música y el humor. Pinocho comenzó a hacerse conocido en Radio Carve de Montevideo, pero su popularidad como actor y locutor llegó cuando desembarcó en la Argentina, donde anotaría éxitos como "Casino Philips", "El show de Pinocho", "Pinocheando" y "Kenia Sharp Club". Su labor lo hizo acreedor de ocho premios Martín Fierro, cuatro de ellos en la labor de conducción y anotó el éxito en su temporada en Televisión Española (TVE) merced a los tres años de residencia en España, entre 1962 y 1965. Querido como pocos en el medio televisivo, también se lo recuerda por el popular ciclo del Topo Gigio, personaje al que animó con su voz y fue presentador. Su labor lo hizo merecedor también del premio Ondas de España, 1972; Palma de Hollywood, Los Angeles 1979; Prensario al mejor programa radial, 1984; Ciudadano Honorario del Condado de Dade, EE. UU en 1991; Caballero de la Orden de San Martín de tours, 1986; Malvinas otorgado por el Senado de la Nación, 1987.
En 1949 hizo su debut en la pantalla grande, en su tierra natal, bajo las órdenes de Adolfo Fabregat en Detective a contramano. Pero sería en la Argentina donde desarrollará sus dotes de versátil actor cinematográfico. Protagonizó El otro yo de Marcela (1950) de Alberto de Zavalía, con Delia Garcés y Alberto Closas; El Patio de la Morocha (1951), del mítico Manuel Romero, cantando tangos con Virginia Luque; La cigarra está que arde (1967) de Lucas Demare, donde trabajó Mariquita Gallegos, con quien estuvo casado; e incluso intervino en Una americana en Buenos Aires (1961), junto a Mamie van Doren y Jean-Pierre Aumont. También trabajó a la órdenes de Kurt Land, Enrique de Rosas (h) y filmó tres películas en España: Búsqueme a esa chica (1965) donde también intervenía el Dúo Dinámico; El mago de los sueños (1966), con la recordada familia Telerín; y Algunas lecciones de amor (1966) cuyo elenco lo integraba José Luis López Vázquez. Su labor en El Patio de la Morocha le significó una nominación como Revelación Masculina a los premios que otorga La Asociación de Cronistas Cinematográficos desde 1942 y para esa entidad condujo, en varias ediciones, la ceremonia de entrega de los Premios Cóndor de Plata a finales de los noventa. Además de Mariquita Gallegos, también estuvo casado con Miriam Sucre y con Elena Luisa Galtieri, que resultó su compañera definitiva.
Sus recuerdos, su humor y sus anécdotas lo hicieron querido por el público. Su talento en casi todas las ramas del espectáculo lo convirtieron en showman, definición que la muerte de Juan Carlos Mareco deja sin herededos, dado que su labor lo convirtió en único.
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